Cuando hablamos de transformación digital no nos referimos exclusivamente a una educación mediada por tecnologías, o a la incorporación de plataformas para optimizar procesos. Se trata de un paradigma más amplio, que engloba tanto a la digitalización en sí misma como a la necesidad de innovar en cuanto a prácticas, definición de objetivos y enfoques educativos.
Este proceso, producto de años de precipitados cambios en todo el mundo, comenzó a impactar significativamente a varias industrias: las finanzas, las comunicaciones y el sector retail serían inimaginables hoy en día sin la influencia de la tecnología. De manera menos vertiginosa (aunque acelerada por la pandemia), esta transformación global comenzó a impactar en las universidades, y con ello, a influir en la gestión, en las metodologías de enseñanza y en el mindset de toda la comunidad educativa.
Aunque pertenezcan a diferentes sectores, los grandes jugadores de cada industria tienen algo en común: la toma de decisiones estratégicas basadas en datos. Con una penetración cada vez mayor de la analítica avanzada y la Inteligencia Artificial, en un escenario donde las personas cambiaron radicalmente sus hábitos de consumo, saber gestionar el cambio eficientemente no solo es necesario, es inevitable.
¿Qué cambió en la Educación Superior?
Con cada avance de la tecnología el mundo parece dar vueltas aún más rápido. Pero la pandemia de COVID-19 significó un verdadero sacudón para la Educación Superior. Mientras muchas universidades luchaban por hacer frente a la deserción, otras buscaban implementar tecnologías que les permitieran adaptarse a una modalidad virtual.
Algunas lograban salir airosas haciendo de la tecnología una verdadera aliada para los tiempos de crisis. Las universidades que ya estaban madurando en la transformación digital, encontraron menos obstáculos y pudieron hallar el camino hacia implementación de tecnologías, recolección de datos y toma de decisiones estratégicas.
Mientras esto sucedía, los hábitos de consumo y las expectativas de los estudiantes cambiaban radicalmente. La inmediatez, el aprendizaje multiplataforma y el acceso a verdaderas experiencias educativas comenzaron a ser factores clave a la hora de optar por una carrera y una casa de estudios.
Mientras muchas instituciones comenzaban a ofrecer clases virtuales, en varios países se acentuaba una problemática muy reconocida por las universidades de todo el mundo: la deserción estudiantil.
Durante el 2020, solamente en Perú, más de 174 mil jóvenes abandonaron sus estudios universitarios. En México, por su parte, la tasa de graduados sobre la población activa se encuentra en apenas un 14% en este mismo período.
Pese a incontables esfuerzos de las universidades y de los gobiernos de cada país, el impacto de la pandemia en las cifras del periodo 2021-2021 resulta alarmante. De acuerdo con un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la matrícula disminuirá al menos en un 25% en el primer periodo post pandemia.
Un escenario complejo demanda medidas estratégicas. Es evidente que hoy el sector educativo enfrenta otro tipo de problemáticas, y que aquellos que más rápido logren adaptarse serán quienes puedan permanecer de pie después del sacudón.
Como consecuencia de los acelerados acontecimientos mundiales, algunas instituciones (que ya venían gestando la transformación digital en su interior), tomaron ventaja en la lucha por salir a flote, ganando terreno y marcando las reglas del juego para el resto.
Lo que les permitió adelantarse en la carrera no fue solamente contar con mayor cantidad de recursos o presupuestos abultados: la diferencia radica en comprender que hoy el sector se enfrenta a nuevas problemáticas y que a raíz de ello, el modelo de gestión cambió rotundamente.
Sin ir más lejos, el estudiante de hoy no es igual al de hace un par de años atrás. Las personas tienen más acceso a la información que nunca, mientras las universidades compiten entre sí en un infinito mar de opciones. Aquí resulta fundamental entender que el modelo que prevalece es aquel que mira al estudiante como individuo, se anticipa a sus necesidades y le brinda exactamente lo que necesita. En otras palabras, la institución que comprenda la importancia de una formación personalizada será la que obtenga la verdadera ventaja competitiva.
Aquí es donde la tecnología se convierte en una aliada estratégica. Recolectar datos, interpretarlos, tomar decisiones basadas en información: categorías que anteriormente conocíamos vinculadas a otras industrias, hoy son una realidad y una necesidad en el sector educativo, que necesita estar a la altura de lo que la población estudiantil demanda.
Entonces, ¿cómo gestionar el cambio exitosamente?
Cuando hablamos de gestión del cambio nos referimos a la adopción de un enfoque para transformar de manera sistemática los procesos hacia adentro de las instituciones. Esto no se logra únicamente con la integración de tecnologías por el solo hecho de saltar a la modernización, sino que se trata de un conjunto de estrategias para llevar a cabo este cambio desde adentro, ayudando a que toda la comunidad educativa se adapte a ello.
Por ejemplo, en Ed Machina trabajamos para desarrollar soluciones que mejoren los indicadores de gestión de las universidades mediante modelos predictivos con Inteligencia Artificial. Nacimos dentro de un grupo educativo con 25 años de aprendizajes, por lo que comprendemos que no se trata solamente de integrar tecnologías, sino que existe un proceso que acompaña esa integración para que sea adoptada de manera saludable por el entorno, y para que efectivamente arroje resultados en el tiempo esperado.
En general, recomendamos que las instituciones de Educación Superior que avancen hacia esta transformación, lo hagan teniendo en cuenta:
La integración de tecnologías para optimizar la gestión y el proceso de toma de decisiones en las instituciones es un imperativo, pero no sucede por arte de magia. De nada sirve adquirir costosas plataformas si no existe una preparación y un acompañamiento a lo largo del camino.
En el caso de Ed Machina, nuestro equipo está preparado para acompañar a las universidades que nos eligen en cada paso. Para nosotros, el proceso de adopción y medición de resultados es tan importante como la implementación de nuestros modelos predictivos con Inteligencia Artificial.
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