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Todas las organizaciones buscan adaptarse a las tecnologías digitales en constante evolución. Para las instituciones de Educación Superior, este desafío se ve intensificado a causa de la pandemia y sus consecuencias a mediano y largo plazo: la caída del enrollment, el aumento de los costos operativos y el surgimiento de nuevas experiencias de aprendizaje.
Mientras algunas instituciones han prosperado en los últimos dos años, aproximadamente un tercio está peor que antes del inicio de la pandemia. Para las grandes universidades, la mayor brecha de capacidad digital se atribuye a la tecnología: aproximadamente un 50% de las universidades considera que adoptar nuevas tecnologías es el mayor desafío que tienen por delante.
Alcanzar la madurez digital implica apuntar a tres áreas que impulsan la innovación institucional a gran escala: el uso de infraestructura en la nube; ampliar el acceso a los datos; y desarrollar herramientas digitales para mejorar los procesos a través de aprendizaje automático o Machine Learning (ML) e Inteligencia Artificial (IA).
¿Qué obstáculos enfrenta la Educación Superior? En general, vemos que existen barreras organizacionales para el cambio, especialmente para las iniciativas diseñadas para lograr objetivos de cambio gradual a gran escala. Muchos de los desafíos que hoy enfrenta la Educación Superior son comunes a diferentes instituciones: prioridades contrapuestas, toma de decisiones descentralizada, restricciones presupuestarias, resistencia cultural al cambio y brechas en los conjuntos de habilidades del personal técnico, por nombrar algunos.
De acuerdo con un estudio de BCG Analysis en alianza con Google, los líderes de la Educación Superior identifican cuatro objetivos cruciales para este contexto:
La madurez digital permite que las instituciones se vuelvan más ágiles y eficientes en la entrega de una educación que siga el ritmo de las tendencias sociales cambiantes, responda a las preferencias de los estudiantes y anticipe futuras interrupciones.
La transformación digital, una prioridad
En un momento de grandes desafíos y prioridades para la Educación Superior, la importancia de desarrollar las capacidades digitales de una institución puede perderse de vista. Si bien el 70% de los líderes de Educación Superior de la encuesta de BCG y Google consideró que las capacidades digitales son una alta prioridad para su institución, solo el 15% las identificó como una de sus principales prioridades.
Sin embargo, el valor de mover los sistemas de IT a la nube, mejorar el acceso a los datos y utilizar esos datos para mejorar los procesos es cada vez más claro. Las instituciones que están a la cabeza en innovación son un ejemplo de cómo las transformaciones digitales basadas en la nube permiten mejorar los resultados de los estudiantes, las operaciones y la investigación.
La transformación digital no implica sólo acceder a la última tecnología. Cambiar los modelos de aprendizaje y de negocios en la Educación Superior durante este ciclo de modernización tecnológica es una cuestión de supervivencia para algunos y una necesidad competitiva para todos. El apuro por el aprendizaje remoto debido a la pandemia ha elevado la inversión digital en las agendas estratégicas, pero demasiadas instituciones aún se mueven lentamente.
Hacia la madurez digital en Educación Superior
En primer lugar, resulta necesario incorporar un enfoque student-centric que implica colocar al estudiante y su aprendizaje en el centro del proceso educativo. Esto permite ampliar la visión y el grado de competencias que deben impulsarse desde las instituciones educativas para generar un aprendizaje significativo.
Para adoptar este enfoque, la tecnología puede cumplir un rol determinante durante todo el ciclo de vida de un estudiante: enrollment, cursado, retención y graduación. ¿De qué manera? Desde efectivizar campañas de marketing, AI y ML para guiar a los prospectos, identificar oportunidades de lifelong learning, crear campañas orientadas a la reconversión, identificar riesgos de deserción, brindar apoyo enfocado en las necesidades individuales, entre otras acciones.
Pero para implementar estrategias exitosas, primero es necesario revisar la cultura de las instituciones hacia adentro. En primer lugar, es clave comprender que la adopción de tecnologías necesita del apoyo y del trabajo conjunto de toda la comunidad educativa. En segunda instancia, es indispensable planificar y delinear objetivos a corto, mediano y largo plazo, y comunicar esos objetivos eficientemente a los diferentes equipos para anclarlos en la cultura organizacional de cada universidad.
Finalmente, es prioritario tomar conciencia de la importancia de los datos como sustento para la toma de decisiones estratégicas y medir resultados e implementar los ajustes necesarios, ya que lo que no se mide, no se puede mejorar.
En Ed Machina creemos que la tecnología abre infinitas oportunidades para la Educación Superior, pero también trabajamos para ayudar a las instituciones a que el proceso de adopción sea sencillo, ágil y exitoso. Si quieres conocer cómo lo hacemos posible, ponte en contacto con nosotros.
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